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“LA LUZ DEL CORAZÓN ES EL VERDADERO SANADOR”: LA MADRE MARÍA

LA MADRE MARÍA

11 de septiembre de 2000

“LA LUZ DEL CORAZÓN ES EL VERDADERO SANADOR”


Queridos Hijos,


Yo, María, vengo a recordar mi viaje con el Cáliz Dorado (del Santo Grial). Ese Cáliz, que en el pasado fue un símbolo del Cristo, puede constituir ahora para vosotros un símbolo de la Luz. Porque de hecho, Amados, tenéis vuestro propio Cáliz que es la Luz del Corazón.


EL CORAZÓN SIEMPRE ES LA CLAVE


No necesitáis emprender un viaje físico para demandar el Grial. La búsqueda está precisamente donde estáis, y para algunos es ese el más gran desafío de todos, ya que preferirían buscar su salvación en cualquier otra parte salvo en su propio interior. Por el contrario, las pruebas de la Demanda del Grial siempre se esgrimen dentro del Corazón, sin importar donde esté el cuerpo. No podéis transformar vuestro karma a punta de imaginaciones fantasiosas. Lo único que podéis hacer es transmutarlo. Podéis cambiar las circunstancias externas de vuestra vida para bien o para mal, ¡pero jamás en toda la eternidad lograréis adulterar la Pureza Divina que lleváis en el amago de vuestro Corazón!


Ese Corazón, Amados, conoce tan sólo la Esencia de Dios. Todas las pátinas, todos los conceptos erróneos, as heridas, los enojos — todos los aspectos de creación humana que podrían cercar o rodear el Corazón— no pueden ni acercarse al Núcleo de Fuego Blanco del Corazón. Esto debería traer gran consolación a muchos porque, independientemente de las circunstancias externas de la vida de cada uno, hay Esperanza y ellas pueden ser investidas de nuevo con la Fe para dar un salto hacia adelante con esa pura Esencia del Corazón.


La Luz de Sanación que emana de mi Corazón viene del Gran Sol Central. Los Maestros que sirven esta Luz del Rayo Verde rinden asistencia en todas las áreas de la sanación. No todos (los hombres) responden directamente a mi Corazón porque quizás no tengan la Fe para creer que la Madre María sepa como curarlos. Por eso puede ser necesaria (la intercesión) de Mi Amado Rafael, o quizás de Meta u otros (Maestros) que sirven un aspecto diferente de la sanación -- lo mismo que ocurre cuando decidís que deseáis curar vuestra corriente de vida y recurrís a un practicante para que ayude a curar las células del cuerpo físico. Pero, Amados, sabed bien que vuestra sanación ocurrirá proporcionalmente a la intensidad de vuestra Fe. Si tenéis Fe en vuestra Presencia Divina, la Luz realizará su obra perfecta.


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