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Dictado de Navidad por El Amado Jesús en 2014

Amado Jesús 25 de diciembre de 2014 Benditos, ¡pido a toda la humanidad para recordar, para despertar al alto ideal de que, también vosotros, podéis proclamar las Afirmaciones del YO SOY y revestiros de la Luz del Cristo! ¡También podéis estar de pie como un Pilar de Fuego bajo el dosel de vuestra propia Presencia Divina y ser la Luz que ilumina el mundo! Eso es una Era Dorada. Eso constituye una civilización transcendente donde ningún hombre, ninguna mujer sufre en la soledad. Nadie tiene la experiencia de ser ignorado. ¡Todos son bienvenidos! La Llama de Dios y el Momentum de la Luz Crística son extendidos a todos para que vengan y entren en Santa Comunión en la Luz de Dios. Eso es lo que los Seres Cósmicos vienen intentado compartir hace eones con la humanidad. Sus Bendiciones me han orientado en mi última encarnación y me han dado el coraje para proclamar “YO SOY ESE YO SOY” en la Presencia de Dios, para saber que esta vida terrenal no es todo lo que existe en la totalidad de la vida de intención divina. ¡Estoy delante de vosotros hoy, atestiguando de la continuidad de la vida y del todo de esa vida mientras los Rayos de la Consciencia Divina son proyectados desde el estado ascendido para ayudar a la humanidad a crear más de Dios en todas las variadas vías que Dios es y siempre será! Vosotros, benditos corazones, ¡estáis apenas comenzando a reconocer todo lo que sois capaces de realizar en la Plenitud de la Presencia de Dios! Puede parecer que habéis aprendido poco, pero incluso en este estado inicial, habéis aprendido mucho. ¡Ya habéis interiorizado la Fe en la Magna Presencia YO SOY! ¡Habéis oído y creído que el YO SOY es vuestra Verdadera Identidad! Y, por consiguiente, tenéis más paciencia con vuestros vehículos externos. Tenéis la capacidad para ver, en los demás, más allá de las áreas que son menos que la Vibración del Cristo. Tenéis un término de comparación para vuestra propia Cristicidad, y os esforzáis a cada paso por mantenerlo. Invocáis la Luz de Dios diariamente, de forma que nunca quedáis sin la Fuente Divina para llenar vuestra vida y la de todos a quienes rendís servicio. Y sí, benditos corazones, ¡el servir a los demás es uno de los más altos llamados! Porque, al extender la Llama (que tenéis sobre) el Altar de vuestro Corazón en todas las formas tan variadas en las que sois llamados a dar, iréis acumulando mucha Luz, un gran momentum de karma positivo, una amplia extensión de la oportunidad para vuestra corriente de vida, una extensión de Logro y Maestría. Porque el Servicio, benditos, ¡es la manera como aprendéis a trabajar con la Luz de Dios y a darle el más alto uso posible! ¿Qué uso puede ser más alto que ir por la Llama de Dios al interior del Altar del Corazón de otra persona y permitir que esa Llama despliegue el Todo de la Verdad de su propia Identidad Divina? ¡Esa respuesta dentro del otro, benditos, os traerá gran Alegría cuando llegue a ocurrir! Y no podéis atribuir el mérito por ese (hecho) a vuestros vehículos externos. Porque esos vehículos externos de por sí son solamente eso, vehículos para la comunicación de la Presencia que sois — las manos, los pies, el portavoz, los pensamientos, la energía — todos (los anteriores) son acciones de vuestra Presencia Divina cuando permitís al Santo Patrimonio de vuestra Cristicidad envolveros y santificar el espacio donde estáis. ¡Eso es, benditos, lo que deseo para vosotros! ¡Acariño en mi Corazón, el día en que cada persona en la Tierra que desea sinceramente estar en la Presencia de Dios tenga la comprensión de que la Llama del Corazón en su interior se está expandiendo, ¡resplandeciendo con la Luz que no puede ser negada! ¡Esta experiencia de por sí es un momentum que os llevará a un nivel más elevado de Logro y Maestría, de Servicio, de Sintonía con Dios! Entonces, ¡cuando sois llamados a permanecer firmes y testimoniar del YO SOY, también podéis ser bautizados de “Salvador YO SOY”! Porque sabéis, como se os dijo hoy — ¡que el YO SOY SALVA! Así, mi propio Nombre, Jesús, revela la Verdad e Identidad Divina que es el estado natural de todas las cosas, todos los pueblos y que, por eso, ¡permite que la Plenitud de Dios sea experimentada aquí y ahora! No tenéis que esperar por la Ascensión para experimentar a Dios, aunque la Ascensión es la meta y destino de todos los Hijos e Hijas de Dios. ¡Podéis experimentar a Dios ahora mismo! Dejad que vuestra Llama del Corazón despegue. Ella limpiará vuestra visión. Abrirá vuestro oído. Depositará en vosotros la Armonía que requerís. ¡Y la Gloria de Dios seguirá expandiéndose más y más y más cuando construís sobre la base de esa experiencia, y tenéis experiencia divina tras experiencia divina en la Gloria de Dios! Y eso, benditos, ¡multiplica y magnifica todo lo que es bueno en vuestra vida, y os permite avanzar en la Plenitud de todo lo que es y alguna vez será, como vuestra propia y Magna Presencia YO SOY! Eso es lo que sois. Es vuestra vida. ¡La disciplina de la encarnación consiste, en primer lugar, en recordar y después, en asimilar esa Realidad Eterna! Cuando lo hayáis conseguido, vuestra Presencia quedará, ¡oh! tan satisfecha, agradecida y, sí, lista para llamar y recibir en casa, en esa Unidad de la Ascensión, todos esos vehículos externos, así como todo el Logro y Momentum de Bien Divino (que está) dentro de vuestro Cuerpo Causal, que habéis establecido a lo largo de todas las encarnaciones. Porque habréis completado vuestro trabajo. Pero mientras estéis ocupados con el trabajo, ¡dejad que sea el Trabajo de Dios! ¡Dejad que sea el trabajo de un Cristo! ¡Dejad que sea el Bien que manifestáis! No sabéis cuantos días (os quedan) en esta encarnación, ya que están contados por vuestra propia Presencia YO SOY. ¡Que cada día cuente! ¡No dejéis que pase ni un momento sin estar en conexión con la llama sobre el Altar de vuestro Corazón! ¡Que el Todo de Dios esté siempre listo para fluir y emanar de vuestro semblante! Y que la Gloria de Dios sea vuestra proclamación cuando repiquen las Campanas de Navidad, proclamando: “¡Ha nacido un Cristo!” Santa es la Herencia Divina y Santos los pies de cada Ungido. Y, por eso, santificado sea el mismo suelo — ¡la tierra, el agua, el fuego, el aire! ¡Todos ellos absorben la carga de la Luz Crística y el Momentum de vuestra Presencia Divina y son bendecidos inconmensurablemente! ¡Que esa Luz abunde en toda la Tierra mientras repican las Campanas — ¡la Navidad es el Cristo en todos!

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