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"COMO INSTAURAR UNA ERA DE ORO": Amado Zaratustra

AMADO MAESTRO ASCENDIDO ZARATUSTRA

14 de abril de 2006 (Tucson, Arizona)


“¡RECIBID LA UNCIÓN DEL FUEGO DEL REFINADOR!” (Parte 3 de 3)

3. COMO INSTAURAR UNA ERA DE ORO


(…) En este día no hablo solamente a los fieles Portadores de la Antorcha que se esfuerzan diariamente, que hacen sus Llamados a la Luz de Dios, a la consciencia de los Seres Ascendidos y Cósmicos, a su propia Presencia Divina, invocando la Luz en sus vidas. Hablo a los que se dejan ilusionar por muchos y variados senderos y exploraciones religiosas que no están elevando su consciencia ni su vibración sino usando las supuestas exploraciones religiosas como una panacea para la procrastinación, para evitar el momento final en el que la Luz de Dios necesita entrar en el templo de su ser. Cuando quede erradicado todo lo que ha nacido de la negatividad psíquica, del plano astral, e que haya de nuevo un retorno al Arquetipo Edénico prístino que es la Voluntad de Dios y el Plan Divino para su corriente de vida, esa acción de por sí servirá para promover la Era de Oro.


Yo, Zaratustra, he observado muchas civilizaciones. Yo entiendo la insidiosa proclividad hacia la creación humana que se traga a los incautos. ¡Oh, qué fácil es resbalar hacia una manera carnal de pensar, hacia una receptividad a las emociones que no han sido redimidas y hacia una abyecta ignorancia de la Verdad que tenéis delante de vosotros como señal y ejemplo de lo que es el bien y el mal! Yo entiendo que, para que haya suficientes cambios en la Tierra para anclar la Luz de una Era de Oro, se requieren hombres y mujeres sin temor a proclamar la Luz de Dios. Se requieren hombres y mujeres que entiendan la Verdad de la Ley — y que no traten de hacerse pasar por Nuestra Voz y Nuestra Enseñanza a través de supuestos “dictados” — sino por medio de la acción unificada de aquellos que convergirán bajo el dosel de la Luz de Dios y que se unirán a nuestros Mensajeros Ungidos para proclamar esa Luz.


Hay suficiente espacio en la Tierra para los muchos que aspiran al Sendero. Nosotros, sin embargo, necesitamos hablar con una sola Voz concertada para que esté presente la Piedra de Toque de la Pureza; para dejar de lado los canalizadores psíquicos; para bañar y limpiar la falsa doctrina y dogma de los que se rebajan por su ambición de poder, de los que enaltecen sus egos y que se posicionan con la intención de desviar la abundancia de los Hijos e Hijas de Dios.


Sabed bien, Benditos, que para asegurar el éxito de vuestra labor quedáis encargados de invocar la Luz de Maestro Ascendido, de traer a este Templo los Diez Mil de Saint Germain para que puedan ser ungidos con el Fuego de Dios, para que puedan recibir la Luz de su propia Presencia Divina, puedan tener personalmente la unción de las Lenguas Hendidas de los Elohim y entender lo que significa estar en

medio de ese Fuego como lo estáis vosotros en este día, y para que puedan irse de este lugar con Antorchas elevadas en alto y con la estatura del Cristo.


Benditos, así es como se instaura una Era de Oro. Cualquier cosa inferior a eso es un mero pábulo aguado incapaz de transmitir el impulso que Saint Germain, el Consejo del Karma y los Consejos Cósmicos requieren. Sabéis bien lo que se requiere de vosotros. Porque ya habéis sentido alzarse en el Altar de vuestro Corazón (la ola) de esa Divina Voluntad, de vuestro papel en este grandioso y glorioso esfuerzo de los Maestros Ascendidos. Y habéis entendido que ejecutar cabalmente el Plan Divino de vuestra corriente de vida con una Victoria asegurará (a su vez) la Victoria de la Era de Oro. Cuando tenéis por delante un esfuerzo colectivo como El Templo de La Presencia — ¡un esfuerzo que permite que a plenitud de la Magna Presencia YO SOY reine supremamente dentro de cada vida individual de la Comunidad, donde Nuestra Luz actúa como los cimientos a partir de los cuales se lanzará una Religión Mundial, una cultura de Ideales Maestro-Ascendidos, con eso tenéis, Benditos, una fórmula para la Victoria!


Sabed claramente que el fracaso es posible. SIN EMBARGO, EL FRACASO NO ES UNA OPCIÓN CUANDO YO (EL YO SOY) ESTOY EN PIE EN MEDIO DEL FUEGO DE LOS PORTADORES DE LA ANTORCHA DEL TEMPLO! Cada uno de vosotros tendrá que decidir por sí mismo: ¿Quiero estar presente el día de la Victoria? ¿O quiero quedarme en la retaguardia como los rezagados? Es esta una decisión que ancláis — no meramente con una afirmación de Fe, con un ejercicio de Confianza en la Luz con una confirmación— sino con una ratificación constante por la Voluntad de Dios en vuestro interior, reafirmada día tras día, manteniendo el rumbo y e invocando el Coraje necesario hasta cuando no sabéis lo que os tiene reservado el día de mañana. Tenéis el coraje, Benditos, ¡porque sabéis que la Magna Presencia YO SOY está al timón! ¡Sabéis que los Maestros Ascendidos tienen su plan, y que vosotros tenéis la determinación para desempeñar el papel que os compete!


Y así es como despertáis al nuevo día. Hacéis vuestros llamados al Corazón de Dios. Y dejáis entonces que esa Luz fluya hacia vuestro mundo. Os levantáis, os movéis con las corrientes de la Tierra, y colocáis un pie frente al otro. Ponéis vuestra mano en el arado y exigís que se haga la Voluntad de Dios para ese día. Y eso, Benditos, es todo lo que os pedimos. Vuestra Presencia Divina tiene un plan para lo que ocurre con cada día y sabe lo que debéis aprender ese día y lo que realizaréis al terminar todos vuestros días como la meta de vuestra Victoria. Es este el Destino Divino que invocáis. Es este el Plan Divino que os tiene soñando. Y es este el deseo de Dios en vuestro Corazón que ha de manifestarse incluso antes de que lo reconozcáis porque estáis en la búsqueda de vuestra Victoria.


Dejad entonces que esa Victoria, Benditos, ¡sea aquí y ahora! ¡Dejad que la meta sea aquí y ahora! ¡Y dejad que el esfuerzo sea aquí y ahora! Porque Yo, Zaratustra, seguiré anclando mi Fuego en la Tierra, ungiendo a cada uno de vosotros con las brasas de Fuego Sagrado de mi Corazón y de mis ojos, para que podáis recibir integralmente la Bendición que vuestra Presencia decreta que debéis recibir este día.


Recibid un ímpetu de la Luz de Dios en el (área de la vida) donde podáis ser el mayor factor de cambio posible, Benditos, ¡y llevad ese ímpetu hacia la Victoria de la Era de Oro!


Os agradezco.


Zaratustra


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